12 de junio de 1559
La oruga estaba causando graves destrozos en el monte y no había nada ni nadie que le pudiese remedio. Pero el Concejo se enteró de que había un fraile del monasterio de San Francisco, predicador y de buena doctrina, llamado Nava, que era boticario del monasterio, que ya había eliminado la oruga en otros sitios; por lo que se acordó que se le pidiese que ayudase a la ciudad y a sus vecinos a eliminarla.