El Santo Cristo de la Expiración. Origen de esta festividad.

 

Cabanillas del Campo se prepara para celebrar una de sus fiestas más importantes dentro del calendario festivo de la villa: el Santo Cristo de la Expiración. Son días de regocijo y de celebraciones compartidas con familiares y amigos. Días de diversión y de alegría desbordante. Días en los que recordamos a nuestros mayores y que ya no están entre nosotros. Días, en definitiva, en los que grandes y pequeños olvidamos por unos momentos las preocupaciones cotidianas para festejar al Santo Cristo. Permitidme que aproveche esta ocasión para adentrarnos un poco en la historia y recordar brevemente cómo nació esta fiesta.

La festividad del Santo Cristo de la Expiración se remonta a principios del siglo XVIII, aunque su imagen era venerada en la villa desde, al menos, el siglo XVI, fecha en la que tenemos constancia de la existencia de una capilla situada en la cabecera de la nave del evangelio, y de una imagen dedicada a este Santo Cristo, en cuyo altar se celebraba una misa en honor del Dulcísimo Nombre de Jesús, cuya cofradía sufragaba el aceite con la que se iluminaba esta capilla.

Por aquellos años, era muy grande la devoción que los vecinos tenían por esta imagen, a la que consideraban como muy milagrosa y a la que sacaban en procesión cada vez que necesitaban conseguir sus favores para que hubiese lluvia o para que cesasen las enfermedades y epidemias que asolaban tanto a las personas como a los campos.

Pese a la gran devoción que se tenía por el Santo Cristo de la Expiración, la villa no contaba con una fiesta específica y menos que fuera considerada como la fiesta principal de Cabanillas. Hubo que esperar a que terminase la guerra de Sucesión, tras la firma del Tratado de Utrech, en 1713, y seguramente, tras su invocación para que llegasen las tan deseadas lluvias y para que se superase la plaga de langosta que esquilmó los campos, en 1710, para que sus vecinos comenzasen a plantearse la necesidad de señalar un día en el que celebrar su fiesta con la solemnidad que merecía un Cristo que tanto bien hacía por los hijos de esta villa.

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23 de diciembre

23 de diciembre de 1592

Ante la presencia del rey, Felipe II, en Heras se acordó que la ciudad, usando de su costumbre antigua, se acerque a Heras a darle el parabién de venida.

Que dos regidores le lleven una carta y visiten al príncipe y se haga mañana, no teniendo noticia que S.M. parta hacia Marchamalo, porque partiendo a Marchamalo ordenará lo que convenga.

21 de diciembre

21 de diciembre de 1883

El 12 de septiembre de 1883 a petición de su presidente D. Ezequiel de la Vega, el Ayuntamiento “declara solemnemente y por unanimidad Patrona y Tutelar de esta muy noble y muy leal Ciudad a la Santísima Virgen María en su histórica y venerada imagen de la Antigua”, y “acuerda se eleve respetuoso escrito al Excmo. Sr. Arzobispo de esta Diócesis (entonces Toledo) rogándole se digne confirmar la mencionada declaración”.

Realizados los trámites necesarios y recibidos informes favorables del Cabildo de Párrocos de Guadalajara y del Vicario General de Alcalá de Henares, el 21 de diciembre de 1883 el Cardenal Juan Ignacio Moreno, Arzobispo de Toledo declaraba “Patrona de la muy noble y muy leal Ciudad de Guadalajara y Tutelar de la misma, a la Santísima Virgen María, cuya imagen, conocida con el título de la Antigua, veneran los fieles en la Iglesia parroquial de Santo Tomé de la referida ciudad, desde siglos y tiempos más remotos” .

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