Antiguas banderas y pendones de la ciudad de Guadalajara.

Pocos símbolos tienen tanta visibilidad y con los que de una manera más fehaciente se identifiquen las gentes que viven en un pueblo, ciudad o nación como las banderas. En esta ocasión nos vamos a acercar a las antiguas enseñas de Guadalajara, aquellas que representaron a la ciudad durante la Edad Moderna y de las que apenas si tenemos constancia de ellas. La historiografía poco nos aclara en este aspecto, aunque ya nos introducía en ellas, Javier Barbadillo Alonso, cuando con motivo de la celebración en Guadalajara del XII Congreso Nacional de vexilología, presentaba una comunicación en la que hacía referencia a cómo pudo ser la primitiva bandera. Aquella primera aproximación nos da ahora la oportunidad de seguir avanzando en esta dirección, a la luz de los nuevos documentos que nos han ido apareciendo y que nos permite dar un paso más hacia el conocimiento no sólo de la primitiva bandera concejil, sino de aquellas otras que la acompañaban en las principales conmemoraciones de la ciudad, como eran el pendón real y el pendón municipal, emblemas que recibía el alférez al acceder a este oficio (…) y tengáis en buestro poder los atambores y banderas y pendones y otras ynsignias (…) y llebar y rregir la dicha gente y llevar con ella el pendón y bandera….”. Información que se completa con este otro documento de 1586 cuando Apóstol de Castilla presentó su título de alférez mayor y ese día recibió: «las cossas anexas a su oficio que es una bandera de tafetán de colores e un pendón de tafetán de colorado con las armas reales de la ciudad e otro pendón de tafetán açul viejo e las llaves del archivo e fuentes de la çiudad«; documentos ambos lo suficientemente significativos e ilustrativos para conocer cuántas y cómo eran las enseñas de nuestra ciudad.

  1. La bandera concejil.

Lo primero que queda patente es que la bandera de nuestra ciudad no era la actual de color morado; es más, en toda la documentación examinada que abarca los siglos XVI, XVII y XVIII, es decir, toda la Edad Moderna, no aparece ninguna enseña, bandera o pendón con este color, ni tan siquiera se hace referencia a un color parecido. Por lo tanto, partimos ya de un hecho cierto, como es que el morado no fue el color de nuestra bandera municipal. Por lo que conocemos de ella, sabemos que era una bandera cuadrilonga de franjas horizontales y que era de varios colores, según se especifica en el mencionado documento de 1586, donde se dice de forma expresa que el alférez recibió “ una bandera de tafetán de colores”.

Si hiciésemos un rápido repaso a la documentación en la que se hace algún tipo de mención a los colores que se utilizaban en la ciudad lo iniciaríamos en octubre de 1497 con motivo de los lutos por la muerte del príncipe heredero Juan, donde se menciona un pendón de color blanco y colorado dorado.

Hay que esperar a una fecha muy posterior, a 1556, para encontrarnos otras noticias alusivas a estos posibles colores; en esta ocasión fue en la proclamación de Felipe II como rey de España, motivo por el cual el Concejo compró tela azul para los vestidos de los regidores y de los reyes de armas.

Poco después, en 1559, con motivo de la futura boda de Felipe II con Isabel de Valois en Guadalajara, se compraron diversas telas para las celebraciones de máscaras que se iban a celebrar en su honor, predominando en esta ocasión el color blanco.

Será en 1585, y ante la inminente llegada de Felipe II a la ciudad, cuando nos encontremos por primera vez una alusión directa a los colores de esta. Como era habitual y ante una visita regia el concejo preparaba todo tipo de festejos; en esta ocasión se ordenó la celebración de una mascarada con los caballeros regidores. Para ello fue necesario vestir de librea a los ministriles, trompetas y atabales, haciendo hincapié a que se hiciese «(…) de paño de las colores de la çibdad que son azul y blanco y encarnado y estos los vestidos se guarden«.

En 1605, con motivo del nacimiento del príncipe Felipe se celebraron las fiestas acostumbradas para tal ocasión, entre ellas una máscara en la que participaron los regidores y caballeros de la ciudad, para lo que a cada caballero se le entregaron tafetanes para hacerse los vestidos precisando, por segunda vez, que podían usar cualquier color “no aviendo azul y blanco, que son los colores de la ciudad”, texto este lo suficientemente ilustrativo para saber ya de manera casi definitiva cuáles eran estos colores y, por consiguiente, muy posiblemente los de su bandera.

Por último, nos hacemos eco de una noticia relacionada con los niños de la doctrina, quienes salían por las calles a predicar, a participar en un entierro, etc., y lo hacían vestidos de azul, sin duda por el hecho de depender directamente de la ciudad.

A la luz de estos documentos parece evidente que los colores representativos de la ciudad eran el azul, el blanco y el encarnado, aunque este último no aparece siempre, lo que da lugar a conjeturas y controversias a la hora de establecer unos posibles colores para la bandera. De ahí que lo primero que nos preguntemos sea: ¿era la bandera concejil de franjas azules y blancas o también había una franja encarnada dorada? Si tomamos como referencia la información de 1605 donde de forma expresa se dice que los colores de la ciudad eran el azul y el blanco y lo extrapolásemos a la bandera, no cabe duda que esta llevaría estos mismos colores de manera alterna en sus franjas y, quizá, llevase también un ribete de color encarnado. Ahora bien, si tomásemos como referente el texto de 1585, donde a los colores citados se uniría el encarnado, deberíamos concluir que esta bandera era de tres colores y no de dos.

¿Qu, en un claro ejemplo de la vinc real, al mismo tiempo que vinculado con el concejo.atambores, etc., en un claro ejemplo de la vé opinión nos merece esta situación? En primer lugar, creo que cuando se refiere al encarnado como color de la ciudad se está refiriendo al rojo carmesí del pendón real destacando de esta manera que era una ciudad dependiente directamente del poder real. Sería una manera de avalar el color encarnado como uno más de la ciudad, junto a los suyos propios. De hecho el concejo en todas las celebraciones de carácter regio (aclamaciones reales, visita de los monarcas, etc.) se ocupaba de dar ropas y vestidos de color grana, encarnado o rojo a los porteros, atambores, etc., en un claro ejemplo de la vinculación de este color con la autoridad real, al mismo tiempo que lo vinculaban con el concejo. Por otra parte, los colores azul y blanco eran utilizados de manera profusa por los regidores y miembros del concejo en las mismas celebraciones que tenían carácter regio, así como en todas aquellas en las que participaba la ciudad como tal. En definitiva, mi opinión es que era una bandera cuadrilonga con los colores azul y blanco alternándose.

 

  1. El pendón de la ciudad.

Junto a esta bandera cuadrilonga el concejo disponía de un pendón azul con las armas de la ciudad en medio. Las referencias a este pendón las encontramos en dos documentos:

. El primero de ellos en un inventario de 1574 en el que se habla de la existencia de un pendón de tafetán azul.

. El segundo aparece en la mencionada relación de insignias que se le entregaron al alférez al aceptar el oficio, en 1586, “(…) e otro pendón de tafetán açul viejo …”.

Está claro que el color azul era representativo de la ciudad como ya hemos visto y que se repite en los momentos más importantes en los que interviene esta como en las proclamaciones reales; el ejemplo de la proclamación como rey de Felipe II, en 1556, es muy ilustrativo al respecto, al vestir a los regidores y a los reyes de armas de azul, frente a los vestidos de los porteros, que iban vestidos de rojo, contraposición clara del poder municipal (el azul) y el real (el rojo). Otro hecho indicativo de la importancia que este color tenía para aquellas instituciones dependientes del concejo lo vemos en el color azul que llevaban los niños de la doctrina, que dependían directamente de la ciudad y con el que eran vestidos cuando salían por las calles a predicar la doctrina.

Esta duplicidad de banderas, la concejil y el pendón, me lleva a establecer una conjetura y a considerar la posibilidad de que el pendón de color azul utilizado como emblema municipal fuese el que predominase en todos los actos públicos de carácter civil, frente a la bandera concejil cuadrilonga que sería la que representase a la ciudad cuando esta participase en actos de carácter militar, como cuando se realizaba una leva y se constituía una compañía de soldado, tal como aparece en el sello del siglo XIII y en los roleos del siglo XVI. Con el paso de los años parece que sólo uno de los dos pasó a representar a la ciudad ¿Fue el pendón municipal de tafetán azul o la bandera cuadrilonga concejil el único emblema utilizado por la ciudad como suyo propio, junto al pendón real, en todas las manifestaciones festivas, en especial, en las aclamaciones reales? A esta pregunta, quizá, le podamos dar respuesta válida en otra ocasión.

 

  1. El pendón real.

La ciudad contaba, por último, como el resto de ciudades castellanas, con el pendón real, de color rojo carmesí, símbolo de su dependencia directa del rey. No había ceremonia ni acontecimiento en el que no estuviese presente acompañando al resto de enseñas municipales y junto a otros símbolos vinculados con el poder real como eran los porteros, reminiscencia medieval de los antiguos maceros reales, y vestidos con los colores grana y rojo, los propios de la representación del rey en la ciudad, colores que llevará también el palio, en especial, el color carmesí, símbolo inequívoco de su vinculación con el rey, los atambores, etc.

En 1573, por ejemplo, Martín de Córdoba, portero del ayuntamiento, solicitaba que le diesen medias calzas coloradas, para ponérselas con su vestido grana; o en 1585 (…) hagan hazer a Martín de Córdoba un sayo y unas calças de grana…«; o en 1604, ante la próxima llegada de los reyes, se les dieron a los porteros gorras de terciopelo, mangas de raso carmesí, medias de punto de lana carmesí y ligas de tafetán.

 

Bibliografía:

BARBADILLO ALONSO, Javier. “La antigua bandera de Guadalajara”, en Banderas, Boletín de la sociedad española de vexilología, nº 71-72, julio septiembre de 1999, pp. 5-7.

MEJÍA ASENSIO, Ángel. Los símbolos del poder municipal en la ciudad de Guadalajara en la Edad Moderna: sus banderas y pendones. Actas del XV Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, Guadalajara, 2016. Pp. 102-105.

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