El artesonado y torre de Santa María

En este ocasión vamos a comentar acerca de dos de los elementos más característicos de la iglesia de Santa María de la Fuente la Mayor, de nuestra ciudad de Guadalajara, aprovechando el corto pero interesante documental que ha realizado Nueva Alcarria, con el fin de dar a conocer estos dos elementos arquitectónicos de relevancia. El fin, por lo tanto, de estas líneas no es otro que el de complementar los comentarios vertidos en dicho reportaje, en el que he sido invitado a participar.

El artesonado de Santa María

Uno de los elementos más característicos de la iglesia mudéjar y que ha llegado hasta nosotros, aunque reformado, es su artesonado, ahora oculto por las bóvedas barrocas que lo tapan. Éste presenta una estructura denominada como de par y nudillo, que cubre toda la nave central, mientras que las naves laterales se cubrían de colgadizo. Si bien no sabemos exactamente la fecha en que fue colocado, sí sabemos que a principArtesonadoios del siglo XVI, en 1515, fue pintado por Diego de Ribera, Francisco de Meco y Juan Muñoz.

Alrededor de toda la armadura y, tal vez apoyada en ellas, iba el arrocabe, cuerpo compuesto por unas tablas en las que aparecían unas inscripciones; la que iba en la nave central, trataba sobre Jesús, y en las otras dos naves colaterales otras inscripciones, referentes a la cruz y a unas plagas. Y en los aliceres, de trecho en trecho, con el mismo color de la madera, unos escudos en los que aparecen, en unos, una jarra con azucenas de Nuestra Señora y, en otros, un escudo con una corona. Asimismo, los desvanes de los aliceres iban pintados dos de color rojo y uno verde. En cuanto a los tirantes, se pintaron del mismo color de la madera y por los papos pusieron una cuerda blanca, perfilada de negro por ambas partes. Por el contrario, las zapatas que irían del mismo color, por los frentes iría una cuerda de color negro, pero con dos perfiles de blanco. Finalmente, por debajo de los aliceres se colocó un letrero con unas letras, de un tamaño de unos 30 cms, sobre una cinta elevada que parecía hecha de bulto.

La torre de Santa María

En el exterior de Santa María destaca la esbelta torre campanario, fechada hasta ahora, de principios o mediados del siglo XIV, considerada como un notable ejemplo del mudéjar toledano. Es de planta cuadrada, con un machón central en su interior, de la que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que es uno deBóvedas torre sus elementos más característicos y sobresalientes de esta iglesia y de la ciudad de Guadalajara. En su interior la escalera, que se encuentra cubierta de falsas bovedillas de ladrillos salidizos. A lo largo de ésta y según se asciende encontramos un total de diez saeteras que dan luz a su interior; se hallan situadas de forma estratégica, en cada uno de los arranques de la escalera, dando un aspecto exterior muy diferente, ya que los vemos situados en los esquinazos.

Su proporción, al igual que ocurre con la Giralda de Sevilla, es cuádruple, lo que le da esa esbeltez que tiene. Lasventanas sólo se abren en el cuerpo superior, presentándolas pareadas, dejando los cuerpos inferiores casi ciegos, si no fuera por las saeteras. Como material de construcción se eligió el ladrillo, siendo algunos de ellos de grandes dimensiones; estos ladrillos son muy similares a los que encontramos en Torre1la construcción de algunas zonas del Alcázar, y los mismos que aparecen en los muros interiores de la puerta principal de entrada al propio templo de Santa María; de ahí que nos inclinemos por datar esta torre de principios o mediados del XIV, momento en el que se está edificando el palacio real, en el interior del Alcázar.

La torre, en un principio, se encontraba separada de su planta, según se ha podido comprobar tras el picado de paredes llevado a cabo en la actual reforma interior del templo, en 2009, donde una vez eliminados los adornos añadidos en su muro norte, aquella que pasó a formar parte de la nave de la Epístola, se ha comprobado que los ladrillos presentan las mismas características constructivas que los que hoy podemos observar en sus otras caras externas y que fue puesto para que fuera vCorpus 059isto (ladrillo de cara vista). Más tarde, y tras la ampliación que se produjo a finales del XV, la torre pasó, ya de forma definitiva, a formar parte del citado muro meridional de la nave de la Epístola.

El campanario se abre al exterior, en cada una de sus paredes laterales, con dos aberturas o arcos ligeramente apuntados y de doble rosca dentro de alfices que descienden hasta la base, estando su exterior decorado con la típica faja de dientes. Se tiene la constancia de que en el siglo XVIII había en ella cinco campanas.

En el siglo XVI nos encontramos, según se aprecia en el dibujo que en 1565 realizó Van der Wyngaerde, con una torre de tipo almenado, acompañado de un elemento de gran interés, como podemos apreciar en dicho dibujo: la presencia de unTorre2 cuerpo superior más estrecho, a modo de Giraldillo. Esta imagen cambiará notablemente a finales de dicho XVI, ya que ateniéndose a los gustos de la época, sobre sus muros se colocó un chapitel, al igual que se hizo con las torres de la iglesia de San Gil y con la torre del puente; la armadura original de este chapitel, en su conjunto, llegó hasta nuestros días con la salvedad de que, a principios de los años XX, se le recortaron los faldones, se eliminaron las buhardillas y se colocó un peto neomudéjar. Más tarde, a finales de dicho siglo, se procedió a su restauración, ciñéndose a la reposición de los elementos eliminados en la actuación referida, a la consolidación de la armadura, y a la renovación de los componentes de sus faldones, así como la colocación de un nuevo elemento de remate de cruz, veleta y bola, en sustitución del que había desaparecido.

El chapitel que observamos en Santa María se encuentra apoyado en un alero, en que se remata la torre, compuesto de modillones de cinco ladrillos escalonados. Este tipo de torres se relaciona con el mudéjar del norte de España y las encontramos en diversas zonas de las provincias de Madrid y de Guadalajara. Pavón Maldonado destaca en ellas su andalucismo, pues el remate que se hace en el alero, entre las ventanas y el chapitel, evoca a la torre de Santa María de Ronda, a lo que se añaden otros elementos como las portadas nazaríes que encontramos en Santa María de la Fuente, muy parecidas a las que se construyeron en la Alhambra a finales del siglo XIII y comienzos del XIV.

Bibliografía:

MEJÍA ASENSIO, Ángel. Santa María de la Fuente. Memoria de una presencia viva en España. Guadalajara, 2010.

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